Hemos plantado nuestras semillas, las hemos regado y… ¿nuestra cosecha no es lo que esperábamos? De los problemas en el cultivo de marihuana nadie se libra fácilmente, sobre todo los que creen que cultivar marihuana necesita poco esfuerzo. Y eso puede ser en parte cierto, pero sólo si nuestro objetivo no es conseguir resultados óptimos. Pero si lo que queremos es una marihuana potente y de calidad hemos de tener bien en mente que no basta con plantar una semilla y regarla, sino que necesitamos más dedicación.
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Una planta de marihuana necesita para vivir luz, agua, aire, un substrato donde sujetarse con las raíces y unos ciertos nutrientes. Para que crezca bien hay que conseguir que todos estos elementos mantengan cierto equilibrio, porque tanto el exceso como la falta de alguno de ellos pueden afectar a su desarrollo. Por eso hoy desde Indizono vamos a hablar de los problemas en el cultivo de marihuana que suelen ser más frecuentes: falta o mala absorción de magnesio, nitrógeno, potasio, fósforo, y hierro, exceso en el riego, demasiadas sales en la tierra… ¡Toma nota y aprende a solucionarlos antes de que sea muy tarde!
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Problemas en el cultivo de marihuana
1. Demasiado abono
El síntoma claro de este problema es el color verde oscuro que adquiere la planta. A medida de que el abono se va acumulando, las puntas de las hojas de marihuana se queman y se van doblando hacia abajo. No deberías por lo tanto recoger tu cosecha, ya que al estar demasiado abonada esta hierba pica al fumarla e incluso chisporrotea por los restos de fertilizante.
Solución: un lavado de tierra para eliminar todo el exceso de fertilizante, es lo ideal para poner remedio a este problema. Usa al menos dos litros de agua por cada litro de tierra, pero si el exceso de abono ha sido considerable, repite el mismo proceso dos o tres de veces como mínimo para asegurarte de que la tierra de tu planta acabe totalmente limpia. Una vez hayas terminado, recuerda abonar moderadamente con un fertilizante completo con microelementos.
2. Poco abono
Al contrario de lo que pasa en caso de exceso de abono, si nuestra planta sufre de falta del mismo las hojas adquieren un color verde claro y las hojas más viejas se vuelven amarillas. Su crecimiento empieza a ser más lento o incluso puede llegar a detenerse. En caso de que se encuentre en la fase de floración, verás que los cogollos de nuestra planta de marihuana no crecen casi y se quedan pequeños.
Solución: para compensar la falta de abono deberías echar más fertilizante a tu planta, pero siempre diluyéndolo en agua y regando la maceta. Una o dos veces a la semana serán suficientes, aunque si el fertilizante está muy diluido puedes aumentar la frecuencia.
3. Demasiado riego
Otro entre los problemas en el cultivo de marihuana más frecuentes es una tierra siempre mojada, lo cual implica que aparezca moho o que el tallo de la planta comience a ponerse blando al nivel del suelo porque le están atacando los hongos. A la planta no le llega por lo tanto oxigeno suficiente, sus raíces crecen mal y no puede absorber los nutrientes que necesita para desarrollarse. Podrás notar también que las hojas se vuelven amarillas y pierden su rigidez.
Solución: deberás dejar de regar hasta que la tierra se seque, o también puedes removerla para que le dé el aire y se seque mejor. Si la mezcla de tierra que utilizas se mantiene húmeda demasiado tiempo, opta por preparar una nueva mezcla, así mejorarás el drenaje y evitarás que se quede el agua en la tierra.
4. Poco riego
Si ves que tu planta crece poco, sus hojas son pequeñas y pocas, la tierra se seca demasiado y su crecimiento es muy lento, deberías plantearte que tiene un problema de falta de riego.
Solución: a la hora de regar tu planta debes hacerlo con agua abundante para que la tierra se moje bien, de lo contrario las raíces podrían sufrir y morir. Asegúrate que toda la tierra de la maceta se moje bien y deja de regar cuando el agua comience a salir por los agujeros.
5. Poca luz
Las plantas de marihuana necesitan luz para crecer sanas. Si ves que están creciendo espigadas, estirándose en dirección a la luz, son poco frondosas y con cogollos pequeños, quiere decir que te encuentras frente a un caso de carencia de luz.
Solución: si se trata de un cultivo de exterior, pon las plantas en un lugar en el que esté expuesta a más horas de sol. Si cultivas en interior, opta por cambiar la iluminación para que sea mejor y más potente, siempre y cuando puedas tener bajo control la temperatura.
6. Acumulación de sales
Es un problema muy frecuente en el cultivo de marihuana que afecta especialmente a los novatos en el sector, ya que es debido a la falta de riego. Los síntomas son claros y además muy parecidos a los que se derivan del exceso de abono: depósitos de sales secos en los bordes de la maceta, en el plato donde reposa, en la tierra o en los tallos de las plantas y hojas curvadas hacia abajo. Si no quieres matar a tu planta, pon remedio cuanto antes.
Solución: lava la tierra con mucha agua y al menos dos veces con dos o tres litros de agua por litro de tierra si se han acumulado muchas sales. Una vez que veas cierta mejora, vuelve a abonar con fertilizantes muy diluidos y lava la tierra cada cuatro o seis semanas durante el cultivo como medida preventiva.
7. Carencia de nutrientes
Fertilizar regularmente y sin excesos con un abono completo que contenga microelementos y regar bien para evitar que las sales se acumulan en la tierra, son acciones claves para garantizar a nuestra planta todos los nutrientes que necesita para crecer sana y fuerte. Si no cumplimos con nuestros deberes, corremos el riesgo de tener otros problemas en el cultivo de marihuana que podrían afectar de forma más o menos grave a la cosecha: carencia de nitrógeno, carencia de fósforo, carencia de potasio, carencia de magnesio y carencia de hierro.
Y tú, ¿has tenido alguna vez que enfrentarte a problemas en tu cultivo? ¿Cómo los has solucionado? Esperamos que nuestras recomendaciones te hayan sido útiles y que las pongas en práctica para disfrutar de tu cosecha lo mejor que puedas sin sentirte frustrado por malos o escasos resultados. ¿La receta para el éxito? Paciencia, dedicación, pasión y sobre todo conocimiento de todos los cuidados básicos que necesita tu planta de marihuana.
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