En la historia es común el descubrimiento de elementos que han cambiado la vida del ser humano a mejor. Sin embargo, es curioso que un elemento como el ozono que se ha descubierto hace tres siglos no se le haya sabido sacar todo su potencial. Y es que las posibilidades del ozono más allá de la desinfección y la higiene gracias sobre todo al gran poder de eliminación de partículas de este gas.
Pero, ¿cómo es posible que un gas que se ha descubierto en 1785 no se aproveche más todavía? Y es que estamos hablando de un gas que cuenta con una serie de ventajas y aplicaciones en muchos sectores como la medicina, el mundo farmacéutico, la industria alimenticia, la sanidad e incluso la biología y agricultura.
De hecho, no es raro que cada día se descubran más usos y funciones para este gas que no deja de sorprender a propios y extraños.
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Las posibilidades del ozono, ¿qué es capaz de hacer el O3?
Lo primero que tenemos que saber es que a pesar de que el descubridor inicial del ozono fue el químico holandés M. Van Marun no fue hasta 1840 cuando otro químico lo identificó y comenzó a usar. Sin embargo, no fue hasta el siglo pasado cuando el ozono se empezó a usar para el tratamiento de enfermedades y heridas, en concreto, a partir de 1915 en la Primera Guerra Mundial.
El ozono demostró gran eficacia a la hora de curar pies congelados, gangrenas y úlceras de decúbito en los soldados alemanes ya que fue un doctor, precisamente alemán, el que lo usó en ellos. Al finalizar la Primera Guerra Mundial se siguió usando el gas y el sector médico realizó investigaciones con este gas incoloro, invisible y de olor agradable.
De ahí se descubrieron otras formas de aplicación como la tópica, infiltrativa y sistémica que derivaron en la denominada ozonoterapia.
Por ejemplo, las aplicaciones del ozono de forma tópica sacan provecho del alto poder del gas para erradicar gérmenes y el aceleramiento en los procesos de cicatrización. Para su aplicación tópica lo ideal es utilizar bolsas de cierre hermético o bien agua o líquidos con ozono como el aceite.
La segunda forma de aplicar el ozono es infiltrándolo mediante inyecciones y en dosis de entre 4 y 30 µg/ml. Estas concentraciones se usan para el tratamiento de enfermedades que afectan al aparato locomotor como tendinitis, artritis, fascitis, miositis o dolores miofasciales.
Finalmente, la aplicación del ozono sistémica es la administración de la mezcla de gases en dos formas, mediante la autohemoroterapia y la insuflación en el recto. La primera forma puede ser menor o mayor en función de la mezcla y consiste en la quitar una cantidad determinada de sangre que vuelve a entrar en el cuerpo al estar en un circuito cerrado, pero en contacto con el gas. La sangre que se vuelve a inyectar en el cuerpo reacciona positivamente gracias al efecto revitalizante del ozono en la sangre al reactivar los glóbulos blancos.
En cambio, en la autohemoroterapia menor la mezcla se produce en la jeringuilla que vuelve a inyectar de nuevo la sangre ozonificada en el cuerpo de forma intramuscular.
La aplicación rectal es una mezcla de gases que es absorbida por la mucosa intestinal a través del recto y se parece a los supositorios.
Sin embargo, este gas tiene más ventajas, usos y aplicaciones que te contamos a continuación.
Usos del ozono más allá de la desinfección y la higiene
Para entender el potencial del ozono lo primero es saber su principal cualidad, el ozono es el mayor desinfectante natural del planeta. Este gas es capaz de unirse con sustratos biológicos en las posiciones correspondientes a los dobles enlaces por ello se llama O3 al gas que tiene tres átomos de oxígeno. Y es que a diferencia del gas que respiramos (oxígeno normal u O2) el O3 puede deshacerse de uno de los átomos del oxígeno y dárselo a otros compuestos lo que le confiere un poder reactivo.
Lo bueno de esta reactividad es que oxida a otros compuestos gracias a su alto poder oxidante. Precisamente, la oxidación es la causa principal por la que este gas enriquecido es capaz de eliminar gérmenes, bacterias y virus así como actuar positivamente en las mucosas y tejidos de los seres vivos, por ejemplo, ayudando en los procesos de curación y cicatrización.
Además, la oxidación no solo es buena para la medicina, sino que también se usa en multitud de sectores y en afinidad de aplicaciones.
Por ejemplo, el ozono es utilizado para lo siguiente:
- Agente bloqueante de ceras, aceites y textiles.
- Aceleración del envejecimiento del vino y la madera.
- Tratamientos y depuración del aire y del agua. (limpieza de aguas fecales y agua sanitaria).
- Control climático y protección del medio ambiente en cultivos ecológicos y minas.
- Irrigación y desinfectante del agua potable en obras hidráulicas.
- Tratamientos para eliminar olores en espacios cerrados y abiertos.
Las posibilidades del ozono son posibles gracias a su poder como bactericida, desinfectante, fungicida, bactericida y desodorante. La oxidación que tiene al entrar en contacto con otras partículas hace que estas sustancias desaparezcan casi al instante manteniendo altos niveles de limpieza e higiene.
Esto no solo es útil para instalaciones que requieren altos niveles de limpieza como un laboratorio, piscinas y recintos de agua sanitaria, hospitales y quirófanos, sino también para instalaciones más modestas y menos complejas en lo referente a temas de seguridad y protección. Pero para actuar en estas superficies e instalaciones es necesario contar con equipos que produzcan ozono de forma artificial, es decir, los ozonificadores.
Estos aparatos tienen una gran variedad de modelos, de hecho, en Indizono contamos con 4 modelos de ozonificadores.
Esperamos que te haya gustado este artículo y que hayas descubierto las posibilidades de este gas que crecen cada día. No en vano, es el desinfectante natural más poderoso. ¿Y tú quieres saber más cosas sobre el ozono?